Esta técnica está basada en un juego educativo para el autocontrol de la conducta impulsiva, creada por Scheneider y Robin (1990)
Objetivos
• Desarrollar la capacidad de conocer e identificar en el cuerpo las emociones.
• Controlar las agresiones y responder con autocontrol.
• Conocer técnicas de relajación.
• Promover medios seguros para expresar las emociones.
Participantes
• Niñas y niños mayores de 3 años
INSTRUCCIONES:
Contar el cuento de la Tortuga.
Explicamos que al igual que la tortuga se metía en su caparazón cada vez que sentía enojo e ira, nosotros podemos hacer lo mismo y meternos en un caparazón imaginario que es nuestro espacio seguro, ahí podemos relajarnos, estar a solas será un lugar donde nadie nos moleste hasta que nos sintamos tranquilos para salir y podamos hablar o seguir con nuestro día.
Para llevar a cabo esta técnica, necesitaremos varias semanas de entrenamientos, para que poco a poco los niños y niñas adquieran esta respuesta. Implementaremos la técnica en 4 etapas:
Etapas:
1- Postura: ejercicio de distención (postura tortuga en su caparazón)
2- Respira y relaja.
3- Entrena en distintas situaciones y contextos
4- Puedes buscar una solución
Etapa uno:
Semana 1 y 2. Como si fuera una tortuga en su caparazón.
Enseñarnos (adultos y niñas, niños) a responder a la palabra tortuga con lo siguiente:
Paso uno: “tomar la postura de tortuga en su caparazón”. Cerrar los ojos, bajar los brazos al pecho, bajar la cabeza buscando pegar la barbilla al pecho, llevar las rodillas hacia el pecho, cerrar las manos en puños, es decir, replegándose como una tortuga; prestar atención a la respiración, específicamente a la sensación en las fosas nasales con el aire que entra y sale.
Diremos la palabra tortuga en diferentes momentos para entrenar, especialmente cuando el enojo se presente.
Etapa dos
Semana 3 y 4. Relajarse dentro del caparazón.
Paso uno. Postura de tortuga en su caparazón.
Paso dos: Manteniendo la postura, inhalar por la nariz profundamente y mantener la respiración; subir los hombros intentando tocar las orejas, apretar los ojos, arrugar la nariz y fruncir los labios, pegar la lengua al paladar, presionar las piernas hacia el pecho; mantener por tres segundos la tensión en el cuerpo y relajar exhalando el aire por la boca emitiendo el sonido de una vocal. Repetir tres veces.
Etapa tres:
Semanas 5.
Buscaremos aplicar la técnica de relajación en diferentes contextos y situaciones; es decir, haremos la postura de tortuga en su caparazón, prestando atención a la respiración, hacemos tensión en el cuerpo con inhalación y exhalación en distintos lugares y situaciones.
Daremos ejemplos de la vida cotidiana para que se entrenen en identificar en que momentos usar esta técnica.
Ejemplo:
Cuando tus madres y padres se enojan contigo y tú te pones furioso; en ese momento serás tortuga.
Etapa cuatro:
Semanas 6. Estrategias y alternativas para solucionar conflictos o pseudoconflictos en sus relaciones interpersonales.
Haciendo que las niñas y niños expliquen qué pasó, cómo se sienten, buscando que se identifique y exprese la emoción; les acompañamos con la pregunta ¿qué puedes hacer para cambiar la situación? Escucharemos atentamente y juntas y juntos buscamos opciones para que la niña y/o el niño elija la mejor. Preguntas guía: ¿Qué ocurrió? ¿Cómo me siento? ¿Por qué me siento así? ¿Qué puedo hacer para cambiar la situación?
Cuento “La Tortuga”
Hace mucho tiempo había una hermosa tortuga que tenía (x) años y que se llamaba Pepe. A ella no le gustaba demasiado ir a le escuela.
Prefería estar en casa con su hermano menor y con su mamá. No le gustaba aprender cosas en el colegio. Prefería correr, jugar en la calle con sus amigos o visitarlos en sus casas. Era demasiado pesado hacer tareas y copiar del pizarrón los ejercicios. No le gustaba escuchar al profesor, era más divertido hacer ruidos de coches y nunca recordaba qué es lo que tenía que hacer. A Pepe lo que le gustaba era jugar muy rudo con los demás compañeros, pelear con ellos y hacerles bromas, a veces, ellos se enojaban pero Pepe no entendía q pasaba solamente sentía una sensación rara en el pecho y ganas de llorar.
Cada día, cuando iba camino a la escuela, se decía que intentaría no meterse en problemas, pero luego era fácil que alguien hiciera algo para que ella perdiera el control, y al final se enfadaba, se peleaba y el profesor la regañaba o le castigaba.“ Siempre metido en problemas”, pensaba “Como esto siga así voy a acabar odiando al colegio y a todos. Ya no le voy a hablar a nadie”. La tortuga lo pasaba muy pero muy mal. Un día de los que peor se sentía decidió caminar solo hasta su casa, caminaba lento, arrastraba los pies, sus ojos miraban el piso, sus hombros caídos y las manos en los bolsillos.
De repente casi tropieza con el viejo señor Tortuga, el más sabio del lugar.
Cuando el señor Tortuga vio a Pepe le preguntó por qué estaba tan triste, y Pepe le contó lo que le pasaba, que siempre se metía en problemas y que se portaba mal sin saber por qué; él solamente quería jugar y hacer amigos.
El señor Tortuga le sonrió y le dijo que comprendía lo que le había contado porque hacía mucho pero mucho tiempo, antes de que fuera tan sabio, él también se enfadaba cuando hacía cosas que no estaban bien. Pepe se sorprendió y le preguntó cómo había aprendido a portarse bien. El señor Tortuga le dijo:” Bien, Pepe, he aprendido a utilizar mi protección natural, mi caparazón”.
“Tú también puedes esconderte en tu caparazón siempre que tengas sentimientos de rabia, cuando tengas ganas de gritar, de pegar, de romper cosas. Cuando estés en tu caparazón puedes descansar, ese será tu espacio seguro, solamente para ti, hasta que ya no te sientas tan enfadado. Así que la próxima vez que te enfades! métete en tu caparazón!
El señor Tortuga le contó a Pepe que había aprendido a estar más tranquilo en las situaciones difíciles metiéndose en su caparazón, respirando profundamente y relajándose (soltando todos sus músculos, dejando que cuelguen manos y pies, no haciendo nada de fuerza con su tripa, respirando lentamente, profundamente). Además, pensaba cosas bonitas y agradables mientras se estaba relajando.
Después pensaba en lo que había ocurrido, pensaba porque se sentía así y en la forma de solucionar las cosas.
Planteaba cuatro o cinco ideas e imaginaba lo que sucedería si ponía en práctica cada una de estas cosas.
Finalmente seleccionaba la mejor.
Así es como llegó a ser sabio. Pepe se entusiasmó mucho con la idea y después de practicar con su mamá y su papá fue más a gusto a la escuela pues tenía muchos amigos y su profesor y sus padres estaban muy contentos con él.
Pepe siguió practicando cómo solucionar las situaciones difíciles hasta que verdaderamente lo hizo bien. Tú puedes también hacer lo que hace Pepe. Cuando estés muy enojado y veas que vas a meterte en problemas, puedes aislarte en tu caparazón, relajarte y decidir qué es lo que deberías hacer.