Mi abuelita decía “Lo que no te mata te hace más fuerte” y, muchos años después, la comunidad científica bautizaría eso como RESILIENCIA: La capacidad de soportar la adversidad, resistir a sus embates, y luego transformarla en la oportunidad para mejorar nuestra vida gracias al uso de nuestros recursos y estrategias.
Sí, tradicionalmente se refiere a mejorar la vida después de la pérdida, el dolor o la amenaza. Y, como mi misma abuelita diría, ¿para que tapar el pozo hasta ahogado el niño?
La resiliencia puede construirse con anticipación, sin esperar hasta que la adversidad irrumpa. En muchas ocasiones, incluso, la resiliencia significa mejorar nuestra vida porque rompemos los patrones de dolor y evitamos seguirlos repitiendo; o porque implementamos estrategias para que los riesgos ya no se presenten, no sólo para resistirlos y superarlos una y otra vez (eso no es resiliencia; eso, por el contrario, se llama compulsión a la repetición). Vaya, lo mejor que podemos hacer en la etapa adulta es: entrenarnos anticipadamente para correr el maratón (de las adversidades), no sólo esperar a que el maratón llegue de imprevisto y nos sobre-exijamos a la mera hora el correrlo a como dé lugar.
Un ejercicio fantástico para entrenarnos en el desarrollo de la Resiliencia en la Vida Cotidiana son lo que llamo los Mantras Resilientes: Afirmaciones situadas en tiempo presente que nos permiten confirmar y recordar cuáles son las herramientas, posibilidades, experiencias previas, redes de apoyo y cualidades que tenemos en la realidad para afrontar o prevenir las adversidades y elegir las mejores para justo este momento y situación. A diferencia de otras técnicas espirituales o energéticas que plantean el deseo o visualización como la base, en está técnica nos centramos en lo ya existente y la potencialidad probada, permitiendo al cerebro-mente sentir mayor comodidad, confianza y, por tanto, tendencia a realizar los cambios pertinentes. Esta propuesta la baso en las aportaciones de Edith Grotberg (1995), y consta de 4 pasos:
1.- Haz un inventario específico de verbalizaciones resilientes para cada situación adversa, en el cual identifiques al menos tres cosas para cada una de las siguientes frases:
YO SOY_____,
YO TENGO _____,
YO PUEDO ______,
YO ESTOY_____.
(Figura 1.- Ejemplo de Verbalizaciones Resilientes)
2.- Construye tu propio mantra resiliente, con sólo una cualidad que escojas de cada área, en un mismo enunciado:
Yo Soy creativo, Yo Estoy motivad@ a encontrar nuevas formas, Yo Puedo aprender algo nuevo, Yo Tengo amistades que me apoyan.
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YO SOY
YO PUEDO
tenaz, amigable, amoros@, human@, consciente de lo que me pasa, creativ@, etc
pedir apoyo, buscar nuevas formas de actuar, aprender algo nuevo, esperar a que pase la tormenta, entre otros.
YO TENGO
YO ESTOY
amistades que me apapachan, experiencias previas a las cuales recurrir, esperanza, nuevas oportunidades, por mencionar algunas.
triste y lo reconozco, motivad@ a encontrar nuevas formas, cobijado por mis amores, en movimiento, en proceso de aprendizaje y transformación, y demás que te vengan a la mente.
Figura 1.- Ejemplo de Verbalizaciones Resilientes
3.- Escríbelo en algún lugar visible para ti, o publícalo en alguna red social con el Hashtag #MantraResiliente (y tu mantra) para poder recordarlo. Ejemplo:
#MantraResiliente Yo Soy creativo, Yo Estoy motivad@ a encontrar nuevas formas, Yo Puedo aprender algo nuevo, Yo Tengo amistades que me apoyan.
4.- Cada vez que los pensamientos fatalistas, intrusivos, la ansiedad o angustia por la adversidad irrumpa en tu día, recuérdate y repite tu propio mantra desde la compasión propia, para tranquilizarte y romper el ciclo de escalada de estrés o preocupación, y recordar las opciones con las que cuentas.
5.- Bonus Opcional: Busca otros #MantraResiliente en redes para que reconozcas que eres parte de algo más grande: de la humanidad que buscamos vivir una vida más feliz, auténtica, llena de sentido y bienestar, y compartas la inspiración y certeza de que las cosas pueden mejorar, y lo harán con tu participación activa en ello. Para desarrollar tu propia resiliencia en la vida cotidiana.
Este ejercicio, por sí mismo, no cambiará la situación adversa; lo que sí hará es cambiar la percepción que tienes de ti, de la situación, y de tus herramientas y estrategias para afrontarlo, facilitando así que tu respuesta sea la que fomente tu propia resiliencia. Como con cualquier entrenamiento, entre más lo realizas de forma cotidiana, más fortaleces tu músculo de la resiliencia.
Ojalá te sea de utilidad esta herramienta, y puedas ponerla en práctica. Nos encantaría también que nos compartas tus avances y reflexiones para Potenciar tus Emociones, reconocer tu Autoeficacia y Logros, Fortalecer tu Misión y Sentido de Vida para la resiliencia en la vida cotidiana.